Entendiendo el Trauma: (En Espanol)
Entendiendo el Trauma: Qué Es y Cómo Nos Afecta
¿Qué es el trauma?
El trauma es una respuesta emocional ante un evento angustiante o que amenaza la vida, y que sobrepasa tu capacidad para afrontarlo. Puede surgir de un solo incidente —como un accidente o una agresión— o de experiencias prolongadas, como el abuso, la discriminación, la violencia comunitaria o el estrés relacionado con la migración y el desplazamiento. El trauma no se trata solo de lo que ocurrió, sino de cómo esa experiencia afectó tu sentido de seguridad, confianza y control.
El trauma puede afectar a cualquier persona, y cada respuesta es válida. Lo que puede ser traumático para una persona tal vez no lo sea para otra, y eso está bien. El trauma es profundamente personal, y la sanación es posible para todos.
Cómo afecta el trauma al cuerpo y a la mente
Fisiológicamente:
El trauma vive en el cuerpo. Puede activar la respuesta de “lucha, huida o congelamiento”, liberando hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. Con el tiempo, esto puede provocar síntomas físicos como:
- Fatiga o tensión crónica
- Problemas para dormir o pesadillas
- Dolores de cabeza, estómago o musculares
- Sobresaltarse fácilmente o estar en alerta constante
- Cambios en el apetito
Emocionalmente:
El trauma puede alterar el equilibrio emocional, causando:
- Ansiedad, miedo o pánico
- Tristeza, entumecimiento o depresión
- Culpa o vergüenza
- Ira o irritabilidad
- Sentirse desconectado/a de uno mismo o de los demás
Psicológicamente:
El trauma afecta cómo te ves a ti mismo/a y al mundo. Puede causar:
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
- Pensamientos negativos sobre ti mismo/a o el futuro
- Pérdida de interés en actividades
- Dificultad para confiar en los demás
- Sensación de desesperanza o impotencia
Señales comunes de trauma y TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático)
No todas las personas que experimentan trauma desarrollan TEPT, pero para algunas, los síntomas pueden durar mucho tiempo e interferir con su vida diaria. Algunos signos incluyen:
- Pensamientos intrusivos o recuerdos vívidos del evento
- Evitación de personas, lugares o situaciones que recuerdan el trauma
- Entumecimiento emocional o sentirse desconectado/a de los demás
- Hiperalerta o sobresaltos frecuentes
- Irritabilidad o arrebatos de ira
- Creencias negativas persistentes sobre uno mismo o el mundo
- Dificultad para dormir o concentrarse
Reduciendo la vergüenza y abrazando la sanación
Si has vivido una experiencia traumática, no estás solo/a, y no hay nada malo en ti. Tu respuesta es una reacción natural ante algo profundamente doloroso. Está bien sentirse abrumado/a, asustado/a o sin saber cómo seguir adelante.
Uno de los mayores obstáculos para sanar es la vergüenza —esa voz interna que dice: “Ya debería haber superado esto” o “No fue tan grave”. Pero la vergüenza mantiene el trauma en la oscuridad. La sanación comienza cuando llevamos nuestro dolor a la luz, lo compartimos en un espacio seguro y nos permitimos ser vistos/as y apoyados/as.
No hay vergüenza en haber sobrevivido a algo difícil. De hecho, sobrevivir es una señal de fortaleza. Buscar apoyo —ya sea a través de la terapia, relaciones de confianza o recursos comunitarios— es un paso poderoso hacia la recuperación.
Mereces apoyo
Sanar del trauma lleva tiempo, pero es posible. Mereces compasión, cuidado y esperanza. Si te sientes identificado/a con esto, considera buscar apoyo con un/a terapeuta informado/a en trauma o un grupo donde tu experiencia sea respetada.
No estás roto/a. Eres humano/a. Y sanar es tu derecho de nacimiento.